Sólo los británicos pueden hacer algo artístico recreando un hecho histórico que aún no ha terminado.
"Brexit" (2018) es algo más que otro vehículo de lucimiento para ese grandísimo actor que es Benedict Cumberbatch. A diferencia de la serie Black Mirror, que exhibía nuestro próximo futuro, esta película muestra el presente que no queremos o no podemos ver. Estamos en medio de una crisis de civilización, o como mínimo, de cambio radical de la política, que afecta la idea que se ha tenido hasta ahora de democracia parlamentaria con elecciones libres y universales (sistema que tiene, a veces se nos olvida, menos de un siglo de funciomiento) .
Empecemos: a) en una línea de diálogo se dice "facebook ya sabe cuándo se terminará una pareja... y es algo que no se plantearon saber". Las redes sociales son el más inmenso e intenso experimento de alimentar un sistema con datos: cada uno de nosotros lo alimenta X veces (ponga usted el número). por día. No sé si la afirmación sobre facebook es cierta; suena verosímil. Ahora, si uno combina los datos de twitter, facebook e instagram, y los vincula al padrón electoral... bueno, tendrá un perfil aproximado EN TIEMPO REAL de cada uno de los votantes. (En la película, el protagonista alza la vista en una plaza, aturdido, para ver a todo el mundo prendido de su celular, laptop, etc).
b) esta herramienta se usó en la campaña del referéndum del Brexit. El comando electoral que planteaba la salida de Gran Bretaña de la Comunidad Europea envió mil millones de anuncios personalizados a sus electores. No solo logró algo imposible en lo previo (ganar el referéndum!) sino que hizo que más de una quinta parte del electorado británico que jamás había votado, se inscribiera para hacerlo.
c) esta formidable herramienta (citan la primera campaña de Obama como antecedente, pero ésa fue un juego de niños comparada a la del Brexit) funciona, como cualquier publicidad, mejor si se apunta a la emoción y no al razonamiento. (En la película se dice explícitamente eso, "apuntar al corazón" vs "apuntar a la cabeza"). Y la mejor manera de mover emocionalmente a una nación es apuntar hacia aquello que permanece en las sombras, aquello que no se ve en el discurso social, pautado por las convenciones de la educación y la civilización: las emociones más bajas En concreto, el odio, el resentimiento y el miedo. ¿Cuántos de nosotros verbalizamos en una conversación nuestros odios, nuestros resentimientos y nuestros miedos? Por eso, esta poderosa herramienta necesita, como toda arma, de buena puntería. La película -y en eso radica gran parte de su sabiduría: no se enceguece con la tecnología- muestra que es necesario un general, un caudillo, un estratega que pueda, analizando algunas familias británicas, adivinar cuáles son los temores más profundos que laten en el corazón del país.
d) Una vez hallado esto, hay que disparar contra él. ¿Cómo? a cualquier precio, diciendo lo que sea que conmueva negativamente a la gente. El nivel de mentira que se utiliza es solo comparable al de los grandes demagogos del prefascismo de los años 30. El límite es el cielo (o mejor dicho, el infierno).
Este telefilme está dirigido por Toby Haynes, antiguo conocido de Cumberbatch, que dirigó episodios de Black Mirror, Sherlock Holmes, Dr. Who y esa gran serie que es Jonathan Strange & Mr Norrell. Nadie que le interese medianamente la política debería dejar de verla: parte del equipo electoral del Brexit asesoró a Trump. (Y la película no dice nada de otra herramienta, la de las fake news personalizadas, que Bolsonaro aplicó el año pasado en Brasil).
Como decía una canción, "el futuro ya está aquí". Y como contestaba otra, "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio".