Felisvrero, un experimento alquímico


Cuadro de Hogue
El desarrollo nanotecnológico, junto con los avances de la genética y las múltiples posibilidades que genera la web,  permitió a la revista Outsider plantearle a Pablo Silva Olazábal la combinación del ADN literario de dos escritores fundamentales de la vecina orilla: Felisberto Hernández y Mario Levrero. El resultado, provisorio como todos los descubrimientos textuales, es un autor llamado Felisvrero.







Irrupción de La Piedra Filosofal
(sobre la dureza del Engrudo del Mundo)

Se estaban haciendo los cimientos para la casa de un hombre bueno. Yo estaba sentado en un montón de piedras. Un poco separado del montón había dos piedras: una más bien redonda y otra más bien cuadrada. Esta última era La Piedra Filosofal, que le dijo a la otra: "Yo soy la Fuerza Aglutinante; yo soy la que mantiene la pared y los árboles allí donde hay pared y donde hay árboles; yo soy la que permite que ese libro esté allí y ahora, y no más allá y no después o antes; yo soy la Fuerza Centrífuga y Centrípeta; soy el engrudo del Mundo, el Equilibrio”. Luego agregó: “Yo como piedra soy muy degenerada, tengo miedo de la edad y del sueño, de la debilidad y la locura; he tenido la virtud de poder ser dura y blanda al mismo tiempo. Me he metido en los problemas de las piedras y cuando me distraigo un instante, cuando mis ojos se cansan, cuando mi mente quiere dispersarse, cuando me distraigo entonces las cosas quieren fugarse, fugarse; el intento de las cosas me trae a la realidad y vuelvo a aglutinarlas, a situarlas, a darles a las cosas un lugar y un justo equilibrio. Por esta virtud he descubierto la "Teoría de la graduación”. Las leyes más comunes de la Teoría de la graduación son: cuanto más dureza más simplicidad y más salud. Uno de los grandes secretos es que no existen cosas duras y cosas blandas simplemente: existe entre ellas una progresión, existen grados. Por eso a veces es tan complejo y enfermo el espíritu del hombre. Algunos tienen tanta abundancia o exuberancia de esto blando que lo derraman por encima de nosotras las piedras”.
“Otra de las leyes es: cuanto más blandura, interesa más el propósito del destino y el por qué metafísico. A veces me muevo con dificultad entre las paredes semiderruidas de este enorme caserón. Nadie me obliga a andar tropezando entre las crecientes pilas de escombros, a someterme a los azares de algún derrumbe imprevisto; sin embargo, me aventuro una y otra vez por esos lugares casi laberínticos, y lo hago casi sin pensar, impulsada por secretos resortes cuyos mecanismos nunca me he detenido a investigar. A nosotras las piedras no nos interesa el por qué metafísico: éste se ha hecho para los hombres, que son todos muy parecidos entre sí, y que parecen no reparar en mi presencia. No les estorbo en su trabajo, pero tampoco les sirvo de ayuda”.
Finalmente dijo: “Hay un extremo de cosas blandas, y es el espíritu del hombre. Yo soy el extremo contrario: el de las cosas duras”. Y agregó: “Pero estoy vieja y enferma, y tengo miedo".



Felisvrero


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El texto que han leído reúne en igual medida palabras del cuento “La Piedra Filosofal”, publicado en el Libro sin tapas (1929), de Felisberto Hernández, y el primer parágrafo del texto “Irrupciones”, de Mario Levrero, que integra su libro de cuentos Espacios Libres (1987).
La composición de este breve tratado refleja con exactitud la integración molecular del nuevo autor: 215 palabras de Felisberto (48.8%) y 219 palabras de Levrero (48.9%). A los excipientes, ajuste de género y suma de conectores imprescindibles corresponden las 14 palabras restantes, (2.3%) que han sido generadas por el PMLG (Programa de Manipulación Literaria General, software libre y de código abierto, disponible en la web) dirigido en esta ocasión por Pablo Silva Olazábal.